Hola, nuestro nombre es Ciberseguras y somos unas facebookeras anónimas. Esta historia comenzó en varios perfiles, entre el deseo de conectar con familia y amigas, enterarnos de lo que estaba pasando en las ciudades que habitamos, conocer más gente, disfrutar viendo fotos de las demás y recibiendo ‘me gusta’ en las fotos que nosotras mismas subíamos.
Fue hace años. Quizás diez, quizás un poco más o menos. Hay que decir que algunas de nosotras resistimos un buen tiempo a la dulzura de las fotos y el reporte de actividades. Pero todas fuimos llegando, dejándonos seducir por el placer de vernos virtualmente, seguir nuestros gustos musicales, jugar horas y competir entre contactos con quienes sosteníamos una relación más bien lejana. O nula.
Las fotos son hermosas, por eso nos gustaba verlas bajo el resguardo de que nadie sabía lo que hacíamos. A eso lo llamaron ‘stalking’, porque todo en Facebook viene primero en inglés. Y la verdad es que lo disfrutábamos. Algunas, de hecho, todavía lo disfrutamos. Pero pronto comenzaron los problemas.
Querer ver cuántas notificaciones hay, sufrir con las fotos de las parejas que ya no son, querer investigar quién es la persona detrás de esos atractivos comentarios. Y luego llevar a Facebook en el celular. Esa ansiedad cada mañana, después de apagar el despertador, por saber si ha pasado algo, si alguien ha dicho algo, si algo se ha movido. Y casi se vuelve insoportable, dan ganas de abandonarlo, desinstalarlo y acabar con cualquier indicio de nuestro perfil allí. Que es imposible. Y además, la verdad es que no queremos, nos gusta al tiempo que nos hace mal.
Hace un tiempo hemos notado que no solo a nosotras nos pasa esto. En Facebook hacemos cosas que no queremos, pero también ocurren cosas con las que no estamos de acuerdo: nos agreden, nos acosan, nos violentan y la plataforma parece no hacer mucho, aunque anuncie cada tanto que están trabajando en solucionar todos nuestros problemas y hacer de Facebook una comunidad global donde quepamos todos. No nos cuadra.
Por eso, además de enfrentar a los trolls y apoyarnos cuando alguna ha sido atacada, decidimos convocar un grupo de apoyo, Facebookeras Anónimas, para compartir nuestras experiencias, buscar soluciones juntas, poner en práctica ejercicios terapéuticos y explorar alternativas que nos permitan estar en contacto virtual, tranquilas y contentas. ¿Quieres saber en qué consiste nuestro grupo? Bien, aquí va.
Hasta hoy hemos realizado dos encuentros, en la Ciudad de México y en Quito, con mujeres venidas de muchas partes quienes se han identificado con esta propuesta y nos han compartido sus propias experiencias, buenas y malas, así como sus estrategias para hacer de Facebook y el resto de internet, un lugar más habitable y más amable para todas. Este encuentro es un taller donde trabajamos sobre la palabra, la escucha y la exploración en teclados y pantallas.
Entonces, para comenzar nos contamos, así como les estamos contando a ustedes. Siempre encontramos cosas en común o cosas nuevas que les podrían servir a las demás. Luego identificamos lo que nos gusta y no nos gusta de estar tanto tiempo en Facebook y en ese momento nos proponemos unos ejercicios para reducir la cantidad de información que dejamos por ahí navegando en la red. Para eso ha sido muy útil el Data Detox Kit de Tactical Tech ¡Gracias! Deliciosa terapia que podemos continuar durante 8 días luego de encontrarnos, y que al final nos hace sentir más libres y a gusto.
Después compartimos información que no se ve a simple vista, sobre cómo funciona Facebook en su interior: en sus oficinas, en sus arcas y en sus algoritmos. Y es que, por suerte, es posible acceder a mucha de esa información gracias a la curiosidad y la creatividad de personas, colectividades y medios de comunicación que se han puesto en la tarea. Para ser exactas, nos resultan muy valiosos los Facebook Files que publicó hace tiempo The Guardian y que han generado infinidad de reacciones en América Latina, por ejemplo esta declaración preparada por las amigas de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, y que varias de nosotras suscribimos.
También encontramos valiosísimo el trabajo desarrollado por Sharelab, donde analizan visualmente la lógica de clasificación y procesamiento de información que utiliza Facebook para hacer del suyo un proyecto rentable, muy muy rentable. Su gráfica de la Fábrica algorítimica de Facebook es maravillosa y podríamos tomarnos un buen tiempo para analizarla. Puedes verla aquí o, si entiendes inglés, puedes ver el ‘Monólogo del algoritmo’ donde nos cuentan cómo Facebook convierte los datos de sus usuarios y usuarias es la misma fábrica la que recorre esta gráfica.
Monologue of the Algorithm: how Facebook turns users data into its profit from Panoptykon Foundation on Vimeo.
Y como no somos las únicas que sentimos molestia con la vida digital, y específicamente en ese nuevo ‘espacio público’ que dice ser Facebook, pues compartimos algunos casos que han sido documentados por la prensa nacional e internacional. Para esta parte no hace falta escarbar mucho, se requiere apenas buscar palabras asociadas y tu motor de búsqueda preferido te mostrará más de un caso de violencia, agresiones y abusos contra mujeres periodistas, activistas o que han corrido con la desgracia de relacionarse sentimentalmente con alguien que las violenta. Esa información no la vamos a reproducir aquí; puedes escribirnos y con gusto te compartimos lo que hemos registrado nosotras.
Tal vez olvidamos mencionarlo antes, pero si no lo has notado hasta aquí, nuestro grupo de apoyo está completamente distanciado de un espacio para el juicio y los reproches. Solo caben reflexiones y apoyo. Por eso, en esta parte volvemos a nuestra propia realidad, ¿recuerdas que mencionamos todo lo que, todavía hoy, disfrutamos de estar en Facebook? Bueno, permanecer o no es decisión de cada una. Pero si estamos en Facebook, hay muchas opciones que podemos explorar. Manos a la máquina. Ajustes en: opciones de Seguridad y Privacidad, de conversación vía chat e, incluso, de comunicaciones cifradas si tienes la app de mensajería en tu celular. Por último, pero no menos importante, tener una contraseña fuerte, larga y fácil de recordar, así como la verificación de dos pasos. Todos estos ajustes, acompañados de algunas reflexiones sobre tus propios hábitos para compartir información en Facebook, te permitirán estar allí, mejor.
Finalmente, y para responder a nuestra pregunta del comienzo, hacemos una corta exploración a las redes sociales libres, que no se han construido sobre un modelo de negocio centralizado y que alojan pequeñas comunidades que se pueden comunicar entre ellas. Por ahora hemos estado indagando Mastodon, un animal que no ha desaparecido y que hace poco más de un año se está instalando por aquí y por allá. Mientras aprendemos, seguiremos indagando.
¿Quisieras sumarte a nuestro grupo? ¿Quieres realizar un encuentro en tu ciudad? ¿O quieres que nos encontremos? Escríbenos, queremos seguir escuchándonos y aprendiendo juntas.